miércoles, 29 de septiembre de 2010

Política de hoy


¿Todos los políticos son corruptos, o hipócritas, o ladrones de guantes blancos?  Existen algunos honestos, honorables, y hasta los hay idealistas, pero indudablemente, no son los que llegan al poder, o por lo menos, cuando llegan no logran cambios trascendentales, claro está. Esto es porque para llegar al poder, muchos se valen de actos reprobables, y pactos con mafias y poderes económicos. ¿Pero qué es lo que está fallando? ¿Acaso en la democracia, el pueblo no elige a sus representantes, y detenta el verdadero poder? Bueno, NO. Aquel que confía en el sistema, tarde o temprano sufre las consecuencias de hacerlo. Hoy en día es un error el creer que las leyes se cumplen, y que las instituciones funcionan correctamente. El mal de la corrupción, basada en la ambición desmedida de los seres humanos, afecta todo y a todos, directa o indirectamente. Es decir, ya seamos nosotros los corruptos, o las víctimas de aquellos que lo son. Entonces, ¿existe una solución eficaz, práctica y que no sea utópica? Bueno, sí que la hay. Para ello es necesario modificar nuestra propia conducta, principalmente el hecho de cómo encaramos nosotros mismos, en nuestra vida cotidiana, el asunto de la política en nuestra ciudad, provincia, país y en el mundo. Porque queramos o no, lo aceptemos o no, la política nos afecta. Para ilustrar esto, creo que la siguiente frase de Bertolt Bretch es bastante explicativa:
     
"El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de los frijoles, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales."
   
   La solución radica en dos cosas indispensables, entonces. La educación política y participativa, tanto en primaria, secundaria como en la Universidad, y el compromiso de todos nosotros, entendiendo que con nuestras elecciones, no sólo nos afectamos nosotros mismos, sino a nuestros compatriotas, nuestros niños y ancianos,  nuestra familia. ¿O acaso no están cansados de la inflación, los robos, la segregación? ¿Por qué permitimos que otros sufran, si a la larga los problemas sociales también nos afectarán a nosotros y a los que amamos? ¿Qué estamos esperando para actuar unidos y luchar por nuestros derechos?
   Porque si no luchamos por lo que nos corresponde, entonces podríamos perder de a poco todo, incluso la vida, en un robo sin sentido, o algún accidente de tránsito por rutas en mal estado. Y cuando eso le sucede a alguien que queremos, ya es tarde... ¡Es hora de actuar!

  

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